De la
belleza de todas las austeridades,
De la
belleza de todas las locuras,
De la
belleza…
De la
cabeza fría por la mañana, de la mano mojada hirviendo celosa, resquebrajada
sobre la cabeza nevada, sobre el rostro ya marchito, el gris de todas las
cosas, sobre lo que nunca se ha tenido, la libertad de lo ajeno y el capricho
de lo propio, ese muerto que vaga en pensamientos ensimismados, al alba
descubierto.
La
nostalgia de los domingos a la tarde, una silla vacía, un engullimiento
vicioso, un cliché más para desgarrar a gritos lo que se calla, lo efímero
sumamente inconstante, lo tormentoso de la mirada ausente, del cáliz frío,
el domingo por la tarde,
y la almohada mojada el domingo por la noche.
Mira
desde su ventana, dos palomas en la banca de la esquina,
mira desde su ventana dos jóvenes extasiados,
locos, libres…
mira desde su ventana lo que huyó, sus días,
sus años, historias, y principios
inconclusos abstenidos de finales.
Sobre la
cabeza nevada, de la mano mojada hirviendo celosa, del sollozo austero,
Como lo
bello del momento pisoteado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario