Fatigada yace, fatigada yace, fatigada
yace…
SOLA
Sobre su regazo, aquellos brazos
inmutables y bellos, aquellos brazos que todo lo calman que limpian aquel
cuerpo de aquella angustia donde el golpe frenético de la realidad invade su
cien, invade sus ojos, sus oídos lagrimean ante tal fulgor ante aquellas
palabras de aquella boca rota, quebrajada, de aquella cara sucia con olor a
rosas, manos limpias culpables.
A*noche soñé que me soñabas, que
despertabas y preparabas café.
A*noche soñé que te encontraba, en un callejón
vacío.
A*noche soñé que existías y luego desperté.
Anoche viví tantas cosas pero ninguna digna
de relatar,
Porque nadie vino,
Nadie llamo,
Y nadie existió,
Sólo una corteza fría a la intemperie
sin fuerzas para florecer, sin ánimos de envejecer.
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