El mar y yo somos uno…
(TRES AÑOS DESPUES)
El mar y yo somos nada,
lo descubrí la misma mañana que el muy hijo de perra me quito las piernas, me
quito a mi amor, me quito la sonrisa, me quito todo para dejarme aquí sobre una
silla de ruedas entre cuatro paredes con tres comidas al día y mucha
irrealidad…
El único consuelo que
tengo en este loquero asqueroso es ese el maldito mar, una ventana por la que
con excesiva suerte asomo mi boca o un ojo, donde veo como te revuelcas con la
arena, con las rocas siempre impredecible siempre siendo un bastardo…
Aquí el tiempo me sobra
en demasía, hablo con otros dependiendo del día, claro esta, algunos lunes uno
que otro drogadicto, los miércoles probablemente Charlie que es mi alcohólico
favorito…
Wow y los viernes son
casi agradables pues…
Lo siento querido
diario cada vez que intento contarte algo, lo olvido y luego despierto en esta
mugrosa habitación más sola que mi corazón, y más olvidada que yo, ni siquiera
se dignan a secar mis ropas llenas de algas y siempre saladas, mis brazos
siempre sangrantes y mi cara siempre apagada.
Me siento delirante,
soñé que nadaba, soñé que nadaba… no solo agitaba mis brazos…
Hoy he encontrado un montón
de porquerías sobre mi silla, claro esta que decidí despertar me incline para
montarme sobre mi silla como de
costumbre, y unas conchas me pincharon la espalda, algún imbécil con ganas de
hincharles las pelotas a una lisiada debe ser…
A la mañana siguiente
se encontraba imperturbable frente al pequeño agujero, pensando, llorando, pero
con calma siempre con calma, un fuerte estruendo la arrojo de la silla al
suelo, sólo oía gritos, gritos y más gritos… chillo, aulló pero nadie abrió,
nadie acudió a su estruendoso llamado, nada más voltearse a la ventana vio venir
hacia ella la masa gigantesca de agua… Con una furia imperdonable una ola
hambrienta arrasando todo a su paso.
La luz hoy golpeo mi
rostro, estuve quizás cuanto tiempo en la oscuridad, la luz me golpeo pero me
despertó, me di cuenta que mi aleta estaba suturada y mi padre me acompañaba,
todos estuvieron muy pendientes, todos lloraron.
Según lo que espié
mientras dormitaba, es un milagro estuve varada en un roquerio, indefensa ante
cualquier humano que me hubiese encontrado.